viernes, 28 de septiembre de 2012

La reina de los icenos.

¡Hola, gentes del lugar!
Seguimos con más pequeñas biografías de grandes hombres.
Bueno, en este caso, de una gran mujer.

Todo el mundo que me conoce sabe que me gustan las mujeres guerreras. No, no por ver al enésimo clon de Crimson Sonia sino porque ver a una mujer en un campo de batalla, en primera línea de combate, es algo raro de ver (por algo me encanta el Ejército Rojo).
Y si hay una de estas valientes mujeres que me entusiasman esa es Boadicea, reina de la tribu britana de los icenos.

Boadicea (latinización de Boudicca) era la esposa de Prasutago, rey de la tribu de los icenos. Esta tribu celta ocupaba lo que hoy en día es Norfolk, en Inglaterra.
Con la muerte de su esposo en el año 60 d. C., el emperador romano Nerón vio la oportunidad de conquistar las posesiones de este pueblo. Las legiones romanas marcharon con éxito sobre los icenos y con 35 años, Boadicea tuvo que contemplar como sus dos hijas eran violadas por los soldados romanos y su pueblo esclavizado mientras ella era azotada con un látigo.

Humillada y furiosa por lo que los invasores le hicieron, nuestra reina britana favorita planeo su venganza.
Al igual que varios años antes hizo Vercingétorix en la Galia, Boadicea convenció a las tribus vecinas para unirse en su lucha contra Roma.
Su primer gran éxito fue una emboscada contra las tropas comandadas por Quinto Petilio Cerial, las cuales marchaban hacia al sur. Casi la totalidad de la legión fue masacrada, excepto 500 oficiales de caballería que consiguieron que el general romano escapara hacia el norte. Tras esta victoria, los guerreros de la reina de los icenos marcharon hacia el cuartel general romano que se encontraba al sur. Allí, las fuerza britanas consiguieron que los defensores se retiraran. Tras dos días de batalla, los icenos tomaron el templo de Claudio.

El comandante en jefe de las fuerzas romanas, Cayo Suetonio Paulino, sabiendo la que se avecinaba dio órdenes a un contingente de tropas para que se encontraran con él en Londinium. Cuando Suetonio salió de la ciudad para encontrarse con sus refuerzos a las afueras, allí no había nadie. Pronto descubrió el porqué: el comandante de las tropas de refuerzo se había suicidado cuando conoció la noticia de la masacre de las fuerzas romanas por parte de los britanos.
Fue un gran revés ya que llegaron noticias de que Boadicea y el grueso de su ejército se dirigían hacia la ciudad del Támesis. Al llegar, los celtas le devolvieron la jugada a los romanos matando a todo ciudadano que encontraban en su camino y quemando cualquier edificación que se ponía delante de sus narices.
El siguiente asentamiento en caer fue Verulamium.

Y llegó el momento clave.
Los ejércitos de Boadicea y los de Suetonio se encontraron cerca de la actual Manchester.
Las tropas britanas superaban en número a las romanas pero estas últimas tenían la ventaja estratégica de estar colocadas en lo alto de una colina.
Como era habitual, antes de la batalla los dos generales al mando de cada ejército se reunían en mitad el campo de batalla para llegar a un acuerdo para evitar un derramamiento de sangre. Suetonio quedó impresionado al ver a Boadicea dirigirse hacia su persona montada en un carro de guerra, acompañada por sus dos hijas. Y es que, según las fuentes, nuestra protagonista imponía bastante. Se dice que era tan alta como dos legionarios puestos uno encima de otro (claro que hay que tener en cuenta que César medía unos 1'75 m. de estatura y decían que era demasiado alto para ser romano) y que su voz era tan atronadora que podía helar la sangre del guerrero más valiente de un grito. "Esta no es la primera vez que los britanos son comandados por una mujer", dijo la reina de los icenos según Tácito y añadió: "Solo tenéis dos opciones: vencer o morir".

Pero Suetonio, como todo buen general romano, era un gran estratega y no tardó en aniquilar al ejército britano. Boadicea y sus hijas, sabiendo cual iba a ser su futuro si eran capturadas, decidieron suicidarse.

Boadicea es un símbolo de unidad para los ingleses frente a enemigos extranjeros.
Durante la era victoriana, muchos fueron los artistas que realizaron sus obras basándose en ella. De hecho, era normal comparar a la reina de los icenos con la Reina de Reinas, Victoria.

Y hasta aquí este post.
Espero que os haya gustado y, si veis algo que esté mal, avisadme.
¡Nos vemos!

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