lunes, 29 de octubre de 2012

Especial Halloween 2012: Return to Castle Wewelsburg.

Hola, amantes de la historia y de las emociones fuertes.

Un año más, ante las fechas que se avecinan, me dispongo a escribir un post donde historia y terror van de la mano. Arrepentíos, pues, aquellos que lean esta pequeña disertación.

"Wolfenstein 3D".
El papa de los juegos de acción en primera persona.
Para quien no lo conozca, en este videojuego encarnabas a un agente estadounidense que debía escapar de un castillo nazi en plena Segunda Guerra Mundial. La cosa sería lo más normal del mundo si no fuera porque el interior de la fortificación estaba atestada de criaturas de ultratumba, creadas por las retorcidas mentes de la Ahnenerbe.

Pero, ¿sabíais que el castillo Wolfenstein existió de verdad?

Wewelsburg.
Un bonito castillo, residencia secundaria de los príncipes-obispos de Renania del Norte-Westfalia durante el siglo XVII y que está localizado cerca del famoso bosque de Teutoburgo, donde las tropas del general romano Varo fueron masacradas por los germanos.
Todo muy bonito, hasta que Heinrich Himmler se interesó por esta fortificación en 1934. Al parecer, el jerifalte de las SS conocía una leyenda que decía que un gran ejército proveniente del este sería vencido por otro proveniente del oeste. Himmler creía que la batalla tendría lugar en el emplazamiento del castillo, así que decidió comprarlo.

El objetivo de Himmler era convertir el castillo en el cuartel general global de las SS.
En 1934, comenzaron las obras de remodelación, usando mano de obra esclava de los campos de concentración. Miles de inocentes murieron dando forma a la sacrílega fortaleza.
Con la finalización de las obras, Wewelsburg se convirtió en una escuela en la que los oficiales del siniestro aparato de represión estudiaban diferentes materias relacionadas con el "glorioso" pasado de Alemania, amén de otras más abocadas al ocultismo. El castillo fue decorado siguiendo las leyendas concernientes al Santo Grial. De hecho, una de las salas de estudio se llamaba así y en la Sala de los Generales se colocó una mesa redonda a imagen y semejanza de la del rey Arturo. Además, comenzó a convertirse en almacén para todas las reliquias que la terrorífica Ahnenerbe encontraba en sus expediciones por el globo.

La Sala de los Generales es la localización más famosa del castillo, más que nada porque en el centro de esta se encuentra un mosaico donde aparece representado el "Sol Negro", uno de los símbolos más conocidos del ocultismo nazi. En esta sala se llevaban acabo algunos de los rituales más extraños de las SS, como las bodas donde los prometidos debían beber de una reproducción del Santo Grial.
Que no os extrañe el aire a orden de caballería ya que uno de los objetivos de Himmler era convertir a las SS en una especie de unión de caballeros nazi.

A finales de la guerra, cuando la caída del Tercer Reich se estaba convirtiendo en una realidad, Himmler ordenó volar el castillo. Debido a la falta de medios, tan solo se pudo derribar la torre sur, la cual no tenía demasiada relevancia.

En la actualidad, el castillo ha sido convertido en un albergue y en el año 2000 se levantó un monumento en memoria de los prisioneros que perecieron en la remodelación del castillo.

Pero nadie sabe a ciencia cierto que oscuros y horribles sucesos se llevaron acabo en su interior...

domingo, 21 de octubre de 2012

La leyenda del caballero juglar.

¡Hola a todos!
¿Pasando un buen fin de semana? Espero que sí.

¡Ah! Por fin he probado con mis colegas mi juego de rol steampunk y parece que les estás gustando. Fue una tarde muy provechosa y más si tenemos en cuenta que Soturisi estaba presente como maestra de ceremonias, creándose como personaje una ingeniera finlandesa mercenaria.

El post que vais a leer viene a propósito de la iniciativa de Vilem_Landerer para que vosotros (sí, vosotros) le ayudéis a diseñar personajes para su fanfic sobre Star Wars. Viendo que había poca gente que había participado y que necesitaba más peña para la tripulación de la pelta coreliana, decidí volver a colaborar con otro personaje (el primero fue Zetha Greusse). Esta vez escogí uno de los guardias de seguridad y cree un personaje llamado Taillefer. Bueno, no es del todo original ya que me inspiré en una leyenda relativa a la conquista normanda de Inglaterra.

Corría el año 1066.
Guillermo, duque de Normandía, se dirigía con sus tropas a la localidad en la que se decidiría el destino del reino de Inglaterra: Hastings. En mitad del camino, se le apareció un caballero que se dirigió hacia el duque. El jinete se presentó bajo el nombre de Taillefer (Cortahierro) y le pedía al duque que le dejara unirse a su ejército. Guillermo le concedió su deseo y el extraño caballero siguió al duque hasta Hastings. Durante el trayecto, Taillefer demostró que no solo era un guerrero a caballo sino también un portentoso juglar ya que se dedicó a recitar "La Canción de Roldán", el cantar de gesta francés por excelencia, en voz alta mientras realizaba espectaculares malabarismo con su espada. Esto impresionó tanto a Guillermo como a sus hombres que vieron en este peculiar hombre un gran aliado. En la batalla, Taillefer no defraudó al futuro rey de Inglaterra ya que el solito cargó contra varios soldados de la hueste del rey Harold, demostrando su valentía y honor.
Se cree que esto jamás sucedió porque en las fuentes históricas sobre la batalla apenas aparece este episodio, tan solo en unas pocas. De ahí que la historia de Taillefer haya sido catalogada como leyenda.
Pero ya sabemos que las leyendas de fundamentan en la realidad, ¿no es así?

¡Nos vemos!

sábado, 13 de octubre de 2012

¿Quiénes eran los zulúes?

"Un pueblo extraordinario, esos zulúes. Vencen a nuestros generales; convierten a nuestros obispos; han establecido el destino de una gran dinastía europea."

Con esta bonita frase de Benjamin Disraeli, tengo el orgullo de presentaros a otro de esos pueblos que cambiaron la historia para siempre: los zulúes.
Lo que váis a leer a continuación es una pequeña descripción de como era esta indómita tribu del sur de África. No me voy a detener a explicar batallitas como la de Isandlwana. Eso lo haré otro día.

Zululandia (el país de los zulúes) está situado en la costa sureste africana, entre las montañas Drakensberg y el océano Índico. Es una zona con una gran cantidad de tierras de pasto, de ahí que el ganado sea una parte fundamental de la economía zulú.

Los zulúes descienden de los Ngoni, una cultura de la Edad del Hierro pero que no llegó hasta la zona por la que nos estamos moviendo hasta el siglo VI d. C. y que no se asentó hasta el siglo XVII. La leyenda fundacional habla de un hombre llamado Zulú, el cual fundó el primer asentamiento permanente en este siglo. Este es el ancestro común de todos los clanes zulúes. Su nombre significa "El Paraiso" y sus descendientes se hicieron llamar amaZulu, "el pueblo del paraíso".
Los zulúes vivían en aldeas (umuzi) formadas por varias chozas cuyas formas podrían recordad a la de un panal de abejas. Las chozas de distribuían en círculos concéntricos, teniendo el centro el corral donde se guardaba el ganado. Todo este complejo estaba protegido por una empalizada. Lo curioso de estas chozas es que no tenían chimenea: el humo salía como podía por la puerta o por algunas rendijas.
En la sociedad zulú, los hombres se encargan de cuidar el ganado y de hacer la guerra. La labor de las mujeres consistía en llevar acabo labores agrícolas y del hogar. Los zulúes solo comían carne en ocasiones especiales, basándose su dieta en una cuajada hecha con leche llamada amasi, maíz, calabaza y patatas dulces. Los cultivos eran plantados en parcelas cercanas a los asentamientos y eran almacenados en cestas de mimbre o en fosos excavados en la tierra y tapados con una piedra. Para las celebraciones, los zulúes bebían utshwala, una cerveza de gran amargor, y esnifaban tabaco picado.

Si había una industria en la que los zulúes sobresalían del resto de etnias de la zona era la metalurgia.
El hierro se extraía de explotaciones al aire libre, en lugares de fácil acceso. El método para fabricar herramientas o armamento es el mismo que el de cualquier herrero.
La imagen de un guerrero zulú estaría incompleta sin una de sus famosas lanzas. Estas se fabricaban uniendo la punta de metal a un asta de madera con pegamentos naturales y con fibras animales. Los zulúes tenían distintos tipos de lanzas (umkhonto): la isiphapha, usada para cazar; o la isijula, que es la lanza de combate.
También tenemos los famosos escudos zulúes, fabricados con mimbre entrelazado para darle más resistencia y una piel de ganado encima. Existían diferentes tipos, dependiendo de la ocasión: de guerra, de gala, de diario, etc.
Otra arma zulú era la iwisa, una maza hecha de madera parecida a la usada por los iroqueses.
La forma de hacer la guerra de los zulúes dejó perplejos a todos los europeos que tuvieron la suerte (o la desgracia) de enfrentarse a ellos. Para que os hagáis una idea, ver a un pueblo considerado bárbaro por muchos formar y avanzar como una legión romana era algo que no cabía en las mentes de la época victoriana. Un guerrero zulú combatía exactamente igual que un legionario romano: se paraba el ataque con el escudo; este se alzaba para dejar el costado del enemigo al descubierto, lo cual era aprovechado para acuchillarlo con la lanza.
Además, los zulúes tenían también combates rituales y duelos por honor.

En cuanto a la religión y otras creencias, los zulúes temían mucho a la brujería.
Tan supersticiosos eran que llevaban encima cualquier clase de amuleto para protegerlos (mira, otra cosa igual que los romanos). Si algún miembro de la comunidad sufría un accidente, este era llevado ante el inyanga (hombre medicina) para que usase sus conocimientos en hierbas curativas para sanar al enfermo. Si se tenía la certeza de que alguno de los habitantes de la aldea estaba poseido espíritu maligno (abathakathi), se celebraba un siniestro ceremonial para averiguarlo, en el cual el chamán (isangomas) usaba sus poderes para determinar quien era el poseido. Cuando lo descubría, el culpable era sentenciado a morir siendo empalado.
La justicia ordinaria era menos sangrienta si era un crimen menor, donde el culpable debía de pagar una multa en ganado. Sin embargo, los crímenes muy graves eran sentenciados con muerte por apaleamiento.

Esta es una breve historia sobre los zulúes.
Espero que os haya gustado.
¡Nos vemos!

lunes, 8 de octubre de 2012

Los cosacos de Repin.

¡Buenas a todos!
¿Qué tal?
Hoy voy a escribir un post donde se mezclan la historia del arte con la historia universal en sí. Bueno, la historia de Rusia (que original viniendo de mí).

Seguro que os habéis fijado en el personajillo que aparece en la cabecera de mi blog: un afable escribano que, por su postura a la hora de escribir, demuestra estar llevando acabo su trabajo con sumo cuidado.
Algunos seguro que habéis reconocido el cuadro en el que aparece esta figura. Para los que no lo sepan, va este post.

El cuadro en el que aparece este señor se llama "Cosacos zaporogos escribiendo una carta al sultán de Turquía" y su autor fue Iliá Repin.


Repin es uno de los más grandes pintores rusos. Su obra se encuadra en el realismo, ofreciendo escenas de la vida cotidiana rusa de finales del siglo XIX y principios del XX aunque también se inspira en varios hechos de la historia de Rusia. Este es uno de ellos.
Para realizar esta obra, Repin se documentó bastante a la hora de ser lo más fiel posible a la historia, llegando a viajar a la región en la que vivían los zaporogos, etnia a la que pertenecen los cosacos que aparecen en el cuadro.

Pero, ¿qué anécdota histórica refleja Repin en esta obra de arte?
Corría el año 1663.
Alejo I, el segundo zar de la dinastía Romanov, no se llevaba demasiado bien con el sultán turco. Decidió llevar acabo una serie de ataques a los asentamientos otomanos instalados a orillas del mar Negro. Para ello, envió un contingente de cosacos zaporogos, famosos por su experiencia a la hora de realizar ataques anfibios. El sultán, iracundo, envió a un grupo de hombres al sech (asentamiento) zaporogo para que les informara de los movimientos de los cosacos. Harto ya de que saqueasen sus enclaves, los turcos marcharon una noche en la que los guerreros de la estepa dormían la mona y rodearon la fortaleza. Uno de los cosacos que estaba de guardia sin haber probado una gota de alcohol se dio cuenta de la situación y dio la voz de alarma. Rápidamente, los cosacos despacharon a los turcos.
Este ataque se llevó acabo después de que el sultán, queriendo hacerse amigo de estos jinetes, se proclamara "paladín de los cosacos", jugando con la idea de muchos de ellos que buscaban una "república" cosaca independiente.
Los zaporogos, ofendidos tras este ataque, le escribieron una peculiar carta al sultán para dejarle las cosas bien claras:

"¡Tú, demonio turco y aliado de Satán! ¡Que te atreves a llamarte Señor de los cristianos cuando no lo eres! ¡Friegaplatos de Babilonia! ¡Cervecero de Jerusalén! ¡Cabrero de Alejandría! ¡Porquero del Alto y el Bajo Egipto! ¡Cerdo armenio! ¡Infiel insolente! ¡Vete al infierno! ¡Los cosacos escupimos en lo que dices ahora y en cualquier cosa que puedas inventarte en el futuro!"

Como es lógico, al sultán no le hizo mucha gracia esta carta.
Este cuadro es uno de mis favoritos de toda la obra de Repin y, por alguna casualidad, también era el cuadro predilecto de Stalin.

Espero que os haya gustado este post.
¡Nos vemos!

jueves, 4 de octubre de 2012

Manual del Colonizador

¡Hola, personas!
Hoy toca un relatillo.
Se me ocurrió el otro día mientras lidiaba con el TFM y el Cronomeme. Espero que os guste.
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¡Bienvenido!
Si está leyendo esta cápsula de datos le felicito.
Ha pasado usted con éxito las pruebas de calificación de Industrias Van Haarde y, tras el pago de las tasas pertinentes a la Oficina de Asuntos Coloniales, ha conseguido el título de colonizador en nombre de nuestra corporación. Déjeme decirle que un gran futuro le aguarda.
Sé que esta es una tarea que conlleva una gran responsabilidad. No se preocupe. En el interior de este dispositivo encontrará una breve guía sobre qué es lo que debe hacer para poder fundar una colonia en nombre de Industrias Van Haarde y de la reina.
¡Comencemos, pues!

Capítulo 1: ¿Qué es una colonia?

Bueno, esa pregunta venía en el examen de aptitud de la empresa pero el paso del tiempo y el daño cerebral a largo plazo que produce el reactor nuclear de su nave pueden que haya trastocado su memoria. Tranquilo.
Una colonia es todo emplazamiento situado fuera del planeta natal del Imperio Humano, la Tierra. Este emplazamiento puede estar situado en un planeta, en una luna o en flotando en el espacio. Este último tipo se denomina "estación espacial" y solo está permitido construirlo si el colonizador posee un permiso especial de la Oficina de Asuntos Coloniales firmado por el Primer Ministro, el Ministro de Asuntos Coloniales y la propia reina.

Capítulo 2: ¿Qué necesito para fundar una colonia?

Lo primero que se necesita para fundar una colonia es el material pertinente.
Lo básico sería un autómata-sonda para analizar los recursos del lugar a colonizar, una minadora para extraer los recursos minerales, una granja para el alimento necesario para los colonos y un hábitat para darles cobijo mientras se está construyendo la colonia.
Algo más avanzado sería el uso de un dispositivo de terraformación. No todos los lugares que usted va a colonizar son vergeles exhuberantes. Prepárese para visitar planetas donde la supervivencia del más fuerte reina las veinticuatro horas del día: sin atmósfera, sin suelos fértiles, etc. El dispositivo de terraformación le ayudará a convertir un yermo nuclear en un lugar apto para vivir, llevando acabo en cuestión de días lo que la madre naturaleza haría en billones de años.
Lo siguiente sería contar con un personal especializado.
Un ecólogo se encargaría de estudiar el posible aprovechamiento de los ecosistemas del lugar, un ingeniero supervisaría las obras de construcción y un jefe de seguridad velaría por la buena convivencia de los colonos. Tal vez necesite la ayuda de otros profesionales. Es su deber rodearse del mejor personal cuando lo necesite.

Capítulo 3: He llegado al planeta. Además de construir la colonia, ¿hay que hacer algo más?

Por supuesto.
Antes de poner la primera piedra de lo que será su paraíso en otro mundo debe pronunciar el juramento de lealtad a su corporación y a la reina delante de un notario. Esto le ahorrará problemas a la hora de saber quién llegó primero al lugar en caso de que otro colono de otra corporación haga acto de presencia. Además, el juramento de lealtad le ayudará en caso de ser atacado por fuerzas hostiles.
Eso sí, el juramento conlleva explícitamente que usted jamás cambiará de compañía ni usará su colonia para fines independentistas o terroristas. Todos recordamos el caso de la revuelta de la colonia de Práxis VI, revuelta apagada por el 4º Regimiento de la Guardia Negra. Ya sabe como se las gasta la élite de la élite del ejército real, ¿verdad?

Capítulo 4: Nativos y otras razas alienígenas.

Puede que el planeta que usted está colonizando no esté deshabitado.
Existen dos casos con respecto a este hecho: naciones incivilizadas e imperios alienígenas.
Una nación incivilizada es aquella que no ha conseguido llegar al estado de gobierno institucionalizado. Estos salvajes... Perdón, nativos viven en el pasado más remoto que pueda imaginar. Dado que la esclavitud está penada con la muerte, puede optar por dejarlos en paz. Este tipo de actitud puede ser perjudicial a la larga ya que si comienza a colonizar los territorios de estas tribus, estos se alzarán contra usted. Lo mejor que puede hacer es elevar una queja al Parlamento para que se ponga en marcha una fuerza de invasión.
Pero puede encontrarse con las reticencias de los miembros del Partido Liberal, los cuales abogan por respetar a los colonos. En ese caso, civilícelos. Enséñeles lo maravilloso que es vivir con maquinaria pesada y grifos con agua caliente. Si lo consigue, además de hacer amigos tendrá acceso a mano de obra barata.
El otro caso es de los imperios alienígenas. Por suerte, solo hay dos que sepamos y solo estamos en guerra con uno: el Imperio Inmortal. Si su colonia es atacada por estos seres de orejas de murciélago poco podrá hacer a no ser que en ella haya un regimiento de tropas imperiales.
En cambio, los acuáticos Venucci están más dispuestos a colaborar con nosotros en lo que haga falta. Aprovéchese de su obsesión por el dinero.

Aquí concluye esta breve guía.
Espero haber solucionado todas su dudas y le deseo suerte con el desarrollo de su colonia.
Atte.: Industrias Van Haarde, división de información y protocolo colonial.