lunes, 8 de octubre de 2012

Los cosacos de Repin.

¡Buenas a todos!
¿Qué tal?
Hoy voy a escribir un post donde se mezclan la historia del arte con la historia universal en sí. Bueno, la historia de Rusia (que original viniendo de mí).

Seguro que os habéis fijado en el personajillo que aparece en la cabecera de mi blog: un afable escribano que, por su postura a la hora de escribir, demuestra estar llevando acabo su trabajo con sumo cuidado.
Algunos seguro que habéis reconocido el cuadro en el que aparece esta figura. Para los que no lo sepan, va este post.

El cuadro en el que aparece este señor se llama "Cosacos zaporogos escribiendo una carta al sultán de Turquía" y su autor fue Iliá Repin.


Repin es uno de los más grandes pintores rusos. Su obra se encuadra en el realismo, ofreciendo escenas de la vida cotidiana rusa de finales del siglo XIX y principios del XX aunque también se inspira en varios hechos de la historia de Rusia. Este es uno de ellos.
Para realizar esta obra, Repin se documentó bastante a la hora de ser lo más fiel posible a la historia, llegando a viajar a la región en la que vivían los zaporogos, etnia a la que pertenecen los cosacos que aparecen en el cuadro.

Pero, ¿qué anécdota histórica refleja Repin en esta obra de arte?
Corría el año 1663.
Alejo I, el segundo zar de la dinastía Romanov, no se llevaba demasiado bien con el sultán turco. Decidió llevar acabo una serie de ataques a los asentamientos otomanos instalados a orillas del mar Negro. Para ello, envió un contingente de cosacos zaporogos, famosos por su experiencia a la hora de realizar ataques anfibios. El sultán, iracundo, envió a un grupo de hombres al sech (asentamiento) zaporogo para que les informara de los movimientos de los cosacos. Harto ya de que saqueasen sus enclaves, los turcos marcharon una noche en la que los guerreros de la estepa dormían la mona y rodearon la fortaleza. Uno de los cosacos que estaba de guardia sin haber probado una gota de alcohol se dio cuenta de la situación y dio la voz de alarma. Rápidamente, los cosacos despacharon a los turcos.
Este ataque se llevó acabo después de que el sultán, queriendo hacerse amigo de estos jinetes, se proclamara "paladín de los cosacos", jugando con la idea de muchos de ellos que buscaban una "república" cosaca independiente.
Los zaporogos, ofendidos tras este ataque, le escribieron una peculiar carta al sultán para dejarle las cosas bien claras:

"¡Tú, demonio turco y aliado de Satán! ¡Que te atreves a llamarte Señor de los cristianos cuando no lo eres! ¡Friegaplatos de Babilonia! ¡Cervecero de Jerusalén! ¡Cabrero de Alejandría! ¡Porquero del Alto y el Bajo Egipto! ¡Cerdo armenio! ¡Infiel insolente! ¡Vete al infierno! ¡Los cosacos escupimos en lo que dices ahora y en cualquier cosa que puedas inventarte en el futuro!"

Como es lógico, al sultán no le hizo mucha gracia esta carta.
Este cuadro es uno de mis favoritos de toda la obra de Repin y, por alguna casualidad, también era el cuadro predilecto de Stalin.

Espero que os haya gustado este post.
¡Nos vemos!

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